Justamente este título fue el disparador de un pequeño proyecto de los alumnos(as) de 6º año. El primer sorprendido fui yo cuando me di cuenta a través de la propuesta cómo los chicos tenían internalizado el tema por el nivel de reflexión y crítica vivida en la clase. Uno de los tópicos fue el recuerdo de un partido de fútbol en cual los simpatizantes de un club usaban la nacionalidad de personas nacidas en países hermanos como símbolo de insulto a la otra hinchada. A partir de este hecho tan cruel los chicos recapacitaron y se comprometieron a no prejuzgar a los demás por el lugar de nacimiento, por sus características físicas, por su religión, por su cultura., por sus ideas. De esta manera reflexionaron sobre las propias formas de discriminación.

Lo más importante es que pudieron concluir cómo cambiaría la relación entre las personas, entre los países, sin perder de vista lo que somos y lo que creemos. Permitió también conocer la cultura, los paisajes, las raíces, las costumbres de un país hermano con el valioso aporte de una nueva compañera extranjera.

Damián Parodi
Docente de Cs. Sociales